viernes, 25 de noviembre de 2011

Capítulo 8



Stena miró a Breogán forcejear con Tarak que lo seguía manteniendo sujeto con ambos brazos a la espalda como si se tratara de un cachorrillo travieso. Volvió a dudar de si dejarlo allí a merced de aquellos hombres mientras ella intentaba escapar corriendo. Sólo lo conocía desde hacía unos días y formaba parte de otro clan pero por otro lado estaba el echo de que la había salvado de los lobos. Breogán se encargó de ella y la llevó a su clan poniendo en peligro su estatus en el mismo y escondiéndola en la cabaña de Tardin. Stena sabía que no era una mala persona pero dudaba de que ella hubiera echo lo mismo por él si fuera ella la que se lo encontrara herido en el bosque.

Los músculos de Stena se relajaron y dejó caer su espada en el suelo produciendo un sordo golpe contra la tierra reseca.

  • Así que te rindes- exclamó Unik extrañado. Era la primera vez que se encontraba con un guerrero del clan Kanla y no luchaba, por muy pocas posibilidades que tuviera de ganar. Eran gente orgullosa y no permitían ninguna flaqueza ante el enemigo. Pero allí estaba la muchacha y se había rendido. Debía de estar muy unida a aquel muchacho así que se le ocurrió una cosa.

  • Déjanos marchar, no somos ninguna amenaza para vosotros- dijo Stena en un intento por cambiar la situación.

  • Creo que me vas a ser de utilidad, de todos modos. Quiero que me digas hacia donde se ha dirigido tu pueblo.

  • ¿Para qué quieres saberlo?- sabía que era una pregunta estúpida pero de todos modos le daba tiempo a pensar en alguna salida para escapar.

  • Tu asqueroso pueblo a terminado con la vida de siete de los mios y quiero que paguen por ello. Si me lo dices os dejaré libres y si no pues....os mataré- Unik se acercó hasta Stena y le puso la punta de su espada en su cuello. La muchacha notó la punta afilada sobre su cuello y un leve dolor en su piel. Un hilillo de sangre resvaló por su cuello hasta mojar su camisa.- ¡Tarak!

Stena intentó mirar hacia atrás pero el filo de la espalda en su cuello no le dejó moverse apenas. El miedo de hacer un movimiento y que le cortaran el cuello era demasiado poderoso como para aplacar su curiosidad. Pero enseguida vio como Tarak acercaba a Breogán a la vista de ella y lo amenazaba también con una espalda en el cuello.

  • Estas loco si piensas que te voy a decir donde está mi pueblo para que los acabes de matar. ¿Tan tonta me crees?
  • ¿Sinceramente? Si.- Tarak sabía que los jóvenes se volvían in tanto irracionales cuando se trataba del amor.
  • Pues ya nos puedes matar, bárbaro- esta última palabra la dijo con desprecio y escupió a los pies de Tarak en señal de desprecio.
  • Si eso es lo que quieres...-la espada de Tarak comenzó a moverse de nuevo y a apretar aún más en cuello de la joven pero entonces el bárbaro notó algo en su espalda que lo dejó parado.
  • ¡Que nadie se mueva!- exclamó una voz a espaldas de Tarak. El bárbaro notó sorprendido entonces el filo de un arma en su espalda e intentó darse la vuelta- dejadles libres.

  • ¡Pero que demonios...!- Tarak miró a sus compañeros pero estos se habían quedado igual de sorprendidos que él y miraban al desconocido sin acabar de creerse lo que estaba pasando.

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