El viernes estuvimos en pleno centro de Pamplona, con una copa en la mano y disfrutando del ambiente. Fuimos de bar en bar, bailando a ritmo de diferentes canciones, maquineras, pachangeras, según la zona en la que te encontrabas. Mi vozka con naranja (de garrafón) se me subió bastante pero no llegué a pasarme demasiado así que iba flotando en una nubecilla agradable mientras que había algunos que iban bastante perjudicados. Yo hacía más de siete años que no salía de marcha de esa forma y ya tenía ganas de hacerlo. El único inconveniente que veio es el olor que te llegan de ciertas calles...no andaremos con detalles, y he de reconocer que el trabajo que hacen los que limpian las calles es para ponerles una medalla.
Al final cogimos en autobús de vuelta a las cuatro de la mañana y me metí en la camita a las cinco, que para haber estado toda la mañana de ama de casa, un viaje en coche hasta allí no estuvo nada mal. Mi marido aún se quedó una hora más.
La última foto está echa de una marquesina del autobús donde te dan publicidad de una aseguradora con las bases para que disfrutes del encierro sin incidentes. La foto anterior es de la cuesta de Santo Domingo, donde los toros empiezan su recorrido y donde los mozos cantan al santo. Y la otra de una de las calles del centro en pleno día.
Al día siguiente pasamos en día paseando por el centro y viendo la ciudad. Un ambiente familiar, con niños riendo y disfrutando del ambiente fiestero. Luego nos comimos unos bocadillos en una terraza, que estuvimos de lo más tranquilos y al final nos volvimos a casa a echarnos una pequeña siesta y aprovechar a descansar antes de la recta final de la noche.
Llegamos al centro a eso de las siete y media y anduvimos callejeando, con gente por todos lados. Es increíble la cantidad de gente que llega a juntarse allí. Están todas las calles abarrotadas a más no poder. Estuvimos esperando a que salieran las peñas de la plaza de toros y tras ver el alboroto que formaban nos marchamos a buscar un lugar para cenar. Para eso tuvimos que alejarnos bastante del centro y conseguimos una mesa que nos sirvieron un plato combinado que nos supo a gloria, porque después de tanto bocadillo apetecía algo más consistente.
Finalmente nos dirigimos para ver los fuegos artificiales, que ponen todos los días de las fietas a las once de la noche, y justo cuando acabaron comenzó a caer una bonita tromba de agua que nos hizo a todos correr para guarecernos.
Esperamos el autobús y para casa a dormir.
Me lo he pasado genial y ya tengo ganas de volver a ir.
ANÉCDOTAS SANFERMINERAS
- cuando estábamos yendo hacia Pamplona( pero nada más salir de Barcelona) vimos una furgoneta de color blanca y con manchas negras que ponía detrás "ME VOY A PAMPLONA PARA ENCONTRAR A MI TORO, BY VACA", o algo parecido. Me hizo mucha gracia porque además los conductores ya iban vestidos de blanco y con el pañuelo de fiestas.
- Cuando paramos en una estación de servicios pasado Zaragoza me sorprendió ver cuanta gente ya iba vestida para las fiestas. Fue genial porque ya te iban poniendo en ambiente.
- una chica meando en plena calle mientras un grupo de chicos la vitoreaba (obvio que la muchacha iba ya bastante bebida)
-los pesados de los vendedores por la noche que aparecían por todos lados vendiendo las cosas más absurdas, y la cuestión es que las vendían todas.
- El ambiente a fiesta por toda la ciudad, es genial.
- Cuando uno se pone el traje de fiestas y está preparado para la diversión, es el mejor momento de todos.
- Cuando cogimos el primer autobús del fin de semana, para dirigirnos al centro, todos estábamos vestidos de blanco y cuando mirabas a la calle pasaba igual. Uno no se puede llegar a imaginar la sensación hasta que no la ha vivido.
LO RECOMIENDO.