jueves, 17 de noviembre de 2011

Capítulo 7

Breogán y Stena sacaron también sus espadas y, cogiéndolas con ambas manos, apuntaron con ellas al desconocido. La suerte estaba de parte de los jóvenes porque tenían ventaja numérica. Breogán no sabía si Stena sabía manejar muy bien su arma pero estaba seguro de que él sólo se habría bastando para vencer al hombre.

  • Dos pajarillos del clan Kanla que se han escapado.- dijo sonriendo el hombre.- tendríais que haber huido con los demás ¿qué hacéis aquí?

    Ninguno de los dos contestó a la pregunta y se quedaron expectantes. Stena notó entonces un odio que fue creciendo en su interior. Frente a ella tenía a uno de los responsables de la matanza de su clan y además estaba solo y sin refuerzos. Era una suerte para ella porque tenía la ocasión de acabar con él. Además, era muy probable que también fuera el asesino de su madre, por el colgante que llevaba en su cuello. Un grito salió de la garganta de Stena y se abalanzó contra el hombre. El desconocido sacó su espalda justo a tiempo de aguantar la embestida de la joven. Ambas espadas resonaron en la explanada produciendo un eco que rebotó en los árboles más cercanos. A Stena le llegó el aliento del hombre y asqueada se apartó de él dando varios pasos hacia atrás para coger una distancia prudencial entre ambas armas.

  • ¡Así que tenemos una muchacha guerrera!- sonrió el hombre.- primero las presentaciones. Yo me llamo Yaak, hermano de Unik que es el jefe del clan de los Marlon. Tu debes de ser una Kanla, hija de algún guerrero del clan de los lobos. Pero no entiendo porqué no te has ido con el resto de tu pueblo.

    Stena no contestó y se quedó mirando a Yaak con odio y dispuesta a dar otra embestida, pero un ruido detrás del hombre la detuvo y miró, asombrada que Yaak no estaba solo. Otros dos hombres habían salido de la espesura y se acercaron hasta él sin prisas y con sendas sonrisas.

  • ¿Y estos?-dijo uno de ellos mirando a Yaak.

  • Estos, mi querido hermano, deben de pertenecer al clan Kanla pero son algo tímidos. He echo las presentaciones pero ellos no quieren contestarme.

    Unik era igual de grande que Yaak y vestía con ropas parecidas a él solo que éste tenía el pelo rubio, todo lo contrario a su hermano. Su acompañante era una mujer, de pelos largos y negros. Tenía el rostro alargado y unos grandes labios que sonrieron al verla. Ella vestía también con pantalones y su hombros estaban cubiertos por pieles de color rojizo.

- Estos son Unik, Annara y el que tu amigo tiene a su espalda es Tarak.- Stena se dio la vuelta justo en el momento en el que agarraban a Breogán por la espalda y le quitaba la espada de las manos.- y ya estamos todos.

- Yo soy del clan Kanla- dijo al fin Stena- y reclamo una lucha justa para vengar a mi familia.

Todos comenzaron a reírse menos Unik que la miraba serio.

- ¿Y tu amigo? No nos lo has presentado- dijo Unik mirando al muchacho.

- Soy del clan Balan

- ¿Los Kanla y los Balan juntos? No es posible.- dijo Unik extrañado.- los Kanla no tienen aliados en ninguno de los territorios conocidos. Son un pueblo orgulloso y no quieren ayuda de nadie. No me creo que ambos clanes se hayan unido.

Nadie habló. Unik parecía pensativo y miró a ambos muchachos.

- Una pareja de enamorados- dijo al fin- como en la historia de Yanan y Kanan. Dos amores separados por sus pueblos y dos amores que luchan para volver a unirse al fin.

Stena se sonrojó un poco pero no dijo nada. No deseaba mas que luchar contra los Marlon, pero sabía que ahora llevaba todas las de perder. No podía vencer a todos a la vez. Ella sabía luchar muy bien pero la desventaja era obvia y no estaba loca como para enfrentarse a todos juntos ella sola. Sabía que la venganza podía esperar, pero ahora lo importante era huir de allí antes de que la atraparan. Pero estaba Breogán y no podía dejarlo solo a merced de aquellos bárbaros. No era justo y ella no era de las que huían dejando atrás a los que la habían ayudado. Miró a los ojos a Breogán y éste le hizo una señal para que corriera fuera de allí, pero sus piernas no le respondieron. ¿Qué debía de hacer?

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