CAPITULO SEIS. UN VIAJE INESPERADO.
Unos días después de la entrevista que había tenido Laia la llamaron por teléfono, para comunicarle que volviera a la tienda aquella misma mañana para hacerle la segunda entrevista.
Laia se encontraba en el trabajo no le quedó más remedio que llamar a su jefe para explicarle la situación. Pese a lo que Mark le había dicho su jefe no se había enfado y le había dejado que cerrara la tienda por una hora. Así que se marchó corriendo después de colgar el cartel en la entrada de la tienda de “vuelvo enseguida”. No era muy exacto pero no tenía otro cartel.
Tardó quince minutos en llegar hasta DECASA y entró en ella sin aliento. No había la ningún cliente por lo que la misma chica del otro día la atendió en el momento.
- Hola, siento haberte llamado de esta forma pero queríamos proponerte un viaje y tenía que se en persona. No es muy habitual que nada más empezar a trabajar las nuevas dependientas tengan que viajar, pero eso es un caso especial y necesitamos que te desplaces a Zaragoza a mas tardar mañana por la mañana.
-¿ Quiere decir que me contratan?
- Si… perdona- dijo algo avergonzada- tenía que haberte dicho eso primero.
- No importa.
- Ya expliqué todos los términos para este trabajo y el sueldo y no pusiste ninguna pega.
- Me encantaría trabajar para vosotros, pero ahora estoy trabajando en otra tienda y tendría que hablar con mi jefe antes de dejar el trabajo tan de repente y sin aviso alguno.
- Todos los problemas que podamos ocasionarte te serán compensados con una paga extraoficial, si te parece bien.
- Si, de acuerdo, pero tengo que hablar con mi jefe porque es una buena persona y no le puedo dejar en la estacada así como así.
- Habla con tu jefe y dinos algo esta tarde. Si accedes te podré al corriente de tu viaje.
Y dicho esto Laia salió de la tienda y caminó, esta vez, sin muchas prisas, bajando Layetana. Deseaba cambiar de trabajo y aquella nueva tienda era una oportunidad única de trabajar en lo que más le gustaba que era dar consejos a la gente sobre decoración. Lo que no entendía era el repentino viaje que debía hacer nada más incorporarse. A su jefe no le iba a gustar que dejara el trabajo así de repente y no quería causarles problemas, pero iban a cerrar la tienda de todos modos.
Después de volver a abrir la tienda Laia siguió pensando en como afrontar aquella situación, y tras una hora de deliberaciones se decidió
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