En otro mundo...
El profesor Zorba metió el azufre dentro de la probeta y, tras coger un vaso de medir y poner 200 ml de agua dentro de él, lo vertió sobre la mezcla que acababa de crear. La reacción fue la esperada porque el contenedor del vidrio comenzó a salir espuma de color azul que mojó toda la mesa de pruebas.
Eureka- exclamó emocionado. El resto de la poción que no había caído en la mesa la colocó dentro de la máquina y le dio al botón de reinicio.
Cariño- escuchó el profesor desde el sótano- es hora de comer.
Ya voy- dijo volviendo a apagar la máquina.
Se quitó la bata blanca de trabajo y después de lavarse las manos subió hasta el piso de arriba donde su mujer le estaba esperando con la mesa ya preparada y sus dos hijos sentados en ella.
¿Qué tal las pruebas?- quiso saber Ecco, su hija de diez años
Van mejor de lo que esperaba y creo que esta noche podremos usar la máquina.
No tenemos mucho tiempo- dijo seria su mujer mientras recogía del microondas un vaso de leche de Nak, que tanto le gustaba a su marido- las irregularidades en el tiempo están empeorando por momentos y tus amigos de Antar Andranes no parecen querer hacer nada. El primer equipo está listo para la incursión en el sector predeterminado en el ordenador principal. Hay que detenernos.
¿ Estás segura de que Rona estará segura si te sigue mandando la información? No quiero ponerla en peligro por culpa nuestra.
Tomamos las medidas necesarias para que no detecten sus transmisiones No te preocupes.
No me acaba de convencer el método.
Tú acaba pronto la máquina y todo volverá a la normalidad. Una vez que destapemos a tu antigua empresa y deje de ponernos en peligro a todos.
Lo se, lo se- quiero que preparéis el equipo para esta noche.
De acuerdo- exclamó Talos, su hijo mayor.
Una vez terminado el desayuno Zorba le dio un beso a su esposa y volvió a bajar hasta el subterráneo para proseguir con las pruebas finales.
Pasó el resto del día intentando equilibrar la máquina y a las siete de la tarde dio con la clave para crear el agujero. Toda la familia se reunió con él cargando sus mochilas y a sus espaldas mientras Zorba encendía la máquina. Un pitido comenzó a sonar aumentando de volumen al pasar lo segundos. Todos tuvieron que taparse los oídos por el molesto sonido y entonces la casa comenzó a moverse. Un pequeño terremoto sacudió toda la zona y al lado de la máquina comenzó a formarse un aujero con las pequeñas descargas de energía que la máquina iba extrayendo de su fuente de poder.
¿Esto es el agujero dimensional?- exclamó Ecco algo asustada.
Si, cariño- le contestó su madre mientras ayudaba a su marido con la palanca para estabilizar el agujero. Todos los papeles del cuarto comenzaron a volar alrededor de la estancia y entonces fueron succionados por el agujero.
¡ Esto no debería de pasar!- exclamó Zorba preocupado. No tuvo tiempo de reaccionar cuando sus dos hijos fueron succionados por el agujero ante los atónitos ojos de sus padres.
Ve por ellos, no pueden perderse. Agarra esta menta y cuando yo te diga tira de ella. Yo ajustaré la del otro lado.- pero antes de que les diera tiempo a reaccionar el agujero se cerró dejándolos sin acabar de comprender lo que acababa de pasar.
En ese momento dos hombres entraron en el laboratorio y corrieron hasta donde estaba el profesor y su mujer. Los agarraron por las muñecas detrás de sus espaldas.
Los hemos perdido- exclamó Ana mirando hacia donde habían desaparecido sus dos hijos
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