Ayer, mientras esperaba a mis hijas a que salieran del colegio me fijé en una cosa verdaderamente curiosa. Cuando se marcharon todos los niños del patio para dirigirse a clase entró, en acción, un escuadrón de limpieza compuesto por unos diez gorriones que inundaron el lugar donde antes habían estado jugando los niños. Es increíble con lo pequeño que son sus cerebros y que se acuerden de que hay comida después de que los niños entren en las clases. Igual pasa a la hora del recreo en el patio grande, cuando se marchan todos aparece un grupo de gaviotas dispuestas a limpiar todo el lugar de las migas de pan del desayuno de los muchachos.
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