Las hojas de los árboles se mueven mecidas por el frío viento otoñal, las veo desde mi ventana. Recuerdo haber puesto las ganas que tenía de ver a las golondrinas llegar en la primavera para poder quitarme el jersey de manga larga y ahora me lo pongo henchida de alegría. Nos gusta el verano por el sol y la playa pero yo prefiero los inviernos por el frío y la manta. Lo malo son los fines de semana porque mis hijas no paran quietas en casa y tampoco te dejan hacer nada. Una no puede ponerse a leer un libro porque ya la están reclamando para jugar. Y es que ya no se me ocurren nuevos juegos para divertirlas y los nuevos se me hacen un tanto pesados. Ahora nos ha dado por jugar al escondite, la pequeña de dos años está emocionada y corretea por el pasillo más feliz que otra cosa. Mientras, a mi me toca esconderme y me caliento la cabeza buscando nuevos sitios pero ya me diréis donde porque en un piso de 80 metros ya está todo encontrado. Me hace gracia cuando mi hija mayor se esconde porque lo hace siempre en el sitio anterior donde yo lo he echo. QUE MONA.
Pongo aquí una imagen de Ponyo que me ha parecido divertida. Es una pelicula muy buena que merece la pena verla, siempre y cuando te guste el dibujo japonés. Ya la comenté con anterioridad pero quería ponerla de nuevo porque creo que pronto sale en DVD y seré de las primeras en comprarla
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