Mal día para coger la bici nada más mirar por el balcón. Un montón de viento y el cielo lleno de amenazantes nubes negras. Paso la mañana con las niñas y mi marido el casa (mi marido con la bici en el rodillo sí que ha podido usarla). Luego nos vamos a comprar y para asombro de todos sigue sin llover y después de que las predicciones del tiempo dijeran que íbamos a estar todo el día viendo agua caer. Después de comer me arrebujo en el sofá con una mantita (no es que haga mucho frío pero mi tripita llena de comida lo agradece) y continuo con El prisma negro que la verdad me está gustando bastante. Las niñas en el cuarto, de momento no se pelean aunque he tenido que levantarme varias veces para comprobar si estaba dormida yo por la poca guerra que han dado. Una humedad de asustar, tenemos el parquet pegajoso a montón y se nos ha levantado un poco en la cocina. La ropa lleva varios días en la sisí pero no hay forma de que acabe se secarse y la siguiente colada la tengo que poner ahora en la secadora porque no me queda más remedio.
Mi marido sigue roncando, una siesta de aupa después del lambrusco de la comida. Yo también tenía ganas de dormir y lo he intentado pero las niñas y justo en ese momento, les ha dado por cantar y bailar. Cuando empezaba a coger el sueñecillo la pequeña me ha llamado para limpiarle el culete en el lavabo así que la siesta se me ha ido al garete. Y ahora, que acabo de levantarme de la cama sigo escuchando a mi marido roncar.
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