Los tres muchachos con las espadas en mano miraron asustados al feroz animal que tenían en frente. Stena no acababa de creerse que ese animal existiera de verdad y hubiera preferido que se quedara en los cuentos que su padre le contaba desde bien pequeña, pero allí estaba la bestia, con las fauces abiertas mientras le chorreaba la baba. Dicha baba con el contacto con la hierba del bosque producía un efecto tan caliente que el verdor desaparecía y se quemaba produciendo humo y un olor nauseabundo. Era el aliento de la muerte que tanto asustaba a su hermana Naria y que provocaba que siempre se escondiera debajo de las mantas cuando su padre abría la boca y echaba el aliento en un intento de imitar al Yonak Nur.
De pronto el animal escupió hacia ellos en un intento de herirlos con su saliva pero los tres dieron unos pasos hacia atrás y las babas sólo cayeron frente a sus pies quemando el musgo.
Cuidado- exclamó Eloivh- su saliva quema.
Ya nos hemos dado cuenta- dijo con ironía Breogán porque dicha observación de Elovih debería de haberla echo unos segundos antes de que se echara hacia atrás por mero instinto, y no porque supiera lo de la saliva.
Buenos reflejos- dijo Eloivh sin apartar la vista al Yonak e ignorando el tono de voz de Breogán.- ahora intentará saltar sobre nosotros así que preparados.
Y las palabras de Eloivh se hicieron realidad porque segundos más tarde el animal se abalanzo sobre ellos dando un gran salto, pero en vez de aterrizar justo en medio de ellos lo que hizo fue saltar más largo hasta llegar al otro extremo del claro, justo detrás de sus espaldas. El cambio de estrategia de un Yonak dejó a Eloivh sin habla. Era ya la cuarta vez que se enfrentaba a uno de estos grandes seres y siempre seguían las mismas pautas de ataque, pero también era cierto que sólo eran tres y Eloivh nunca se había enfrentado a uno de ellos con tan pocas personas como respaldo. Ni siquiera sabia si aquellos muchachos serían capaces de luchar bien.
Los tres se giraron y volvieron a tener al animal de frente y entonces en Yonak dio unos hacia delante y miró a Stena a los ojos. Ésta vio en los ojos negros y pequeños del Yonak un brillo extraño que le llamó la atención y dio varios pasos para acercarse más y bajó la espada sin darse cuenta.Si el Yonak daba un zarpazo hacia ella la mataría pero aún así se sintió hipnotizada por aquellos ojos.
¿Estás loca?- gritó Breogán agarrándola por el brazo- te matará.
Stena no le escuchaba, parecía estar en otro mundo. Acabó por dejar caer la espalda al suelo y entonces Eloivh se interpuso entre ella y el animal alzando la espada y poniendo su punta en el hocico del Yonak. El animal que hasta ese momento había dejado de abrir la boca al notar el contacto frío del metal se despertó del ensueño y tras un gruñido que resonó hasta lo más profundo del bosque les diola espalda desapareció entre la espesura del bosque.
¿Pero que....?- dijo Eloivh sin acabar de creerse lo que acababa de pasar.- ¿Stena?
Stena que también había salido de una especie de trance miró a Eloivh desconcertada.
¿Qué ha pasado?- dijo extrañada.
Eso mismo te pregunto yo a ti.
No estoy segura.
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