viernes, 15 de abril de 2011

Nacer, crecer y reproducirse en una caja de zapatos


Hay días en los que me cuesta tanto encontrar un tema para poner en el blog que lo único que puedo hacer es echar un vistazo por Internet a ver si se me ilumina la bombilla. Hoy es un día de esos, raros. Pero al final he pensado en dedicar esta entrada a los gusanos de seda porque no he encontrado nada más interesante de qué hablar y porque me van a dar unos cuantos para mis hijas. Ahora me tocará coger hojas de morera (debajo de casa tengo un par de árboles, que espero no esquilarlos demasiado) y cuidarlos. Mi marido está en contra de tener esos gusanos pero si los pobres están en una caja de zapatos y no dan mal a nadie.
¿No es triste esa vida? Naces, creces, te reproduces y mueres dentro de una caja de zapatos. No creo que a esos animales les importe mucho dado su escaso intelecto pero siempre da pena.
Y es increible lo que comen. Yo recuerdo de pequeña que comían a una velocidad increible y que tenias que ponerles hojas dos veces al día porque no paraban de zampar. Daba un poco de apuro cogerlos con las manos porque eran blanditos y tenías que andarte con cuidado de no presionar mucho. Los ponías en la palma de tu mano y sus piececitos se agarraban a su piel. Luego los cogías y sus patas se enganchaban tanto que te costaba quitártelos de la mano. En un par de años tuvimos dos cajas llenas de gusanos y es que esos animalitos tienen una cantidad de huevos impresionante.

No hay comentarios: