viernes, 29 de abril de 2011

Capitulo 5

La cocina era bastante grande, con muebles blancos de moldura fina, una encimera de mármol gris oscuro y una mesa redonda junto a una ventana que daba al patio trasero de la casa con un pequeño jardín que Enara pensó que su bisabuela había cuidado con esmero y plantado algunas hortalizas. Toda la estancia parecía haber sido remodelada no hacía mucho, al igual que el baño de arriba. Su madre había esperado encontrarse con una antigua casa cayéndose a pedazos, con cañerías estropeadas, viejos muebles carcomidos o alfombras desgastadas y llenas de polvo, pero en vez de eso tenían gas natural y todos los electrodomésticos nuevos.

-Buenos días- exclamó su madre nada más ver aparecer a su hija por la puerta.

-Buenos, mamá -Enara cogió una taza de la despensa de la derecha y cogió el brick de leche que su madre ya había puesto sobre la mesa, se dirigió al microondas y metió la taza dentro.

-¿qué plan tenemos para hoy?- dijo sentándose frente a su madre y echándose unas cucharadas de cacao en la leche.

-Tenía pensado ir al pueblo para comprar comida para varios días, productos de limpieza y algunas otras cosillas que necesitaremos. Bajaremos en coche por no tener que subir cargadas con las bolsas hasta aquí.

  • Si, debe de haber un kilómetro hasta el pueblo ¿Porqué tu abuela tenía una casa tan alejada?

  • Blanca y su marido se dedicaban al cultivo de trigo y se compraron esta casa para estar cerca de los campos. Sus padres eran de Villa Marina pero ellos prefirieron alejarse un poco del bullicio del pueblo.

  • ¿Bullicio? Pero si ahí solo deben de vivir doscientas personas como mucho.- dijo sin comprenderlo.

  • Tú estas acostumbrada a vivir en una gran ciudad y para tí un pueblo no representa mucho jaleo, pero has de saber que tus bisabuelos se casaron sin el consentimiento de sus padres y para alejarse de las habladurías prefirieron marcharse y dedicarse al cultivo.

  • ¿Puedo ir yo a la biblioteca del pueblo mientras tú hacer las compras? Luego te ayudo a cargarlo todo.- dijo cambiando de tema de forma radical.

  • Aquí no hay biblioteca, lo siento pero tienes una librería.

  • Ah si! La de tu amigo

  • ¿Pero no tienes libros suficientes aquí? Ya has visto que tu abuela tiene una buena colección.

  • Lo se, pero el libro que quiero lo editaron hace un par de meses y dudo que los temas de fantasía le gustasen.

  • Te sorprendería. Pero si es nuevo el libro entonces no creo que lo tenga.

  • Pues ya tenemos plan- dijo Enara mientras se terminaba las tostadas con mermelada y mantequilla. Iba a levantarse cuando recordó su descubrimiento de hacía unos minutos en la sala de estar.- Mamá ¿te suena este anillo?

    Enara se lo mostró y notó el cambio en el rostro de su madre pero ésta negó con la cabeza muy enérgica, pero conocía a su madre y sabía que el anillo le había llamado la atención. Lo que no entendía era porque lo negaba con tanta vehemencia.

  • No lo había visto en mi vida.

  • Había una nota que decía que era para ti.

  • ¿Para mi?- Enara le mostró la nota.

  • Pues no se, quédate con él- Leonor le devolvió la nota y se levantó para lavar los platos.

    Después de recoger toda la cocina Enara y su madre salieron de la casa para montar en el coche pero entonces se dieron cuenta de que Diablo aún seguía en la casa. Leonor volvió a entrar en la casa y le puso en el bol del animal una buena ración de pienso para cuando despertara. También dejó la puerta del jardín abierta para que saliera a hacer sus necesidades y volvió a montarse en en coche.


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