martes, 19 de junio de 2012

Criando a un gorrión

El sábado por la mañana nos encontramos en plena calle mayor, llena de coches pasando, un pequeño gorrión. Si hubiera estado en un lugar más abierto con árboles(como un parque) ni me hubiera planteado cogerlo porque a veces sus padres, aunque se haya caído del nido, lo siguen alimentando. El problema era que el lugar donde lo encontré no paraban de pasar coches y me dio apuro dejarlo a merced de ellos. Lo cogimos y lo pusimos en una caja de zapatos para tranquilizarlo. Cada tres horas le dimos de comer pan mojado con agua y alpiste. Al principio el pobre estaba tan asustado que no había forma de que abriera la boca así que tuve que abrírsela yo misma. Ayer lo cambiamos a una pequeña jaula para que tuviera más espacio donde estirar las alas y ver la luz del día, y parece bastante activo saltando de un palo a otro. Yo espero soltarlo en cuanto sea un poco más mayor. De momento ya abre la boca el solito cuando le doy la mezcla de comida. Imagino que es buena señal
La primera foto que pongo es cuando estaba en la caja de zapatos y la segunda es de hoy mismo, fuera en el balcón y piando todo el rato. Imagino que para llamar a su madre.

2 comentarios:

Cristina dijo...

Qué buena obra y qué bien que ya vaya comiendo.

Hay que hacerlo, claro, pero seguro que os dará penita cuando llegue el momento de soltarlo.

Amelia dijo...

A mis hijas si que les dará penita pero la que tiene que darle de comer cada tres horas (menos por la noche) son yo así que no me dará mucha pena, sino más bien alegría, porque además habremos conseguido salvarlo. De todos modos no se si estando en una jaula podrá volar cuando se haga mas grande. Ya veremos como va el asunto, de momento tengo que conseguir que coma solo.